Cómo elegir el nombre perfecto para tu hijo

La importancia del nombre propio

¿Es tu nombre una bendición o una tortura diaria?

Al escribir este post, me ha venido a la memoria la conocida obra de teatro de Oscar Wilde «La importancia de llamarse Ernesto«, (sí, en mi multipotencialidad, también me pierde el teatro). Ahora la trama no viene al caso y me quedo solo con el título, pero ya os avanzo que la traducción de su título al castellano, y por ende, «su nombre» tiene algo de controversia.

Como padres y madres pasamos días, semanas, meses o incluso años pensando en el nombre que pondremos a nuestros hijos o hijas. Hay quien lo escoge en función del significado de los nombres o de su origen. También hay quien decide el nombre justo al verle la carita. Pero, en cualquier caso, de esa decisión de instantes o de eones, puede depender parte de la felicidad de nuestra descendencia.

Todos los años salen listas con nombres de niños/niñas, listas con los nombres más populares del año anterior, con nombres modernos, nombres de niña originales, nombres de niño internacionales… Siempre se ha llevado y lo sigue haciendo, aunque parece que algo menos, la tendencia de que nuestra prole alargue nuestra existencia compartiendo nuestro nombre. También es común elegir un nombre porque nos recuerda a una figura importante de la historia o de nuestra vida personal. De todos modos, casi siempre acabamos mirando algún listado que nos dé ideas y nos ayude a decidir tan importante elección.

Un poquito de Psicología

Cuando pensamos en la personalidad de una persona, normalmente creemos que influirá en ella su infancia, su educación, su entorno, pero pocas veces caemos en que la misma elección de su nombre pueda formar parte de esa construcción. Obviamente no es lo que más peso tiene en la creación de la personalidad, pero aunque algunos estudios concluyen que los nombres sencillos facilitan la vida (ya que no hay que estar aclarando y corrigiendo tu nombre a los demás constantemente), y además tendemos a confiar en lo que nos resulta familiar, más que en aquello que nos resulta diferente; otros estudios dicen que tener un nombre peculiar o diferente se corresponde con un mayor éxito profesional y con la utilización de estrategias de resolución diferentes y más creativas.

Ponemos nombre a todo aquello que nos importa, se suele decir que lo que no se nombra no existe, y para nombrarlo debe tener nombre, valga la redundancia.

Te propongo algunas ideas

Sin la necesidad de ahondar mucho más en artículos científicos (permitidme la deformación profesional que acaba siempre en revistas de ese tipo) una vez decidido el nombre, no sé a vosotras, pero a mí me encantaría verlo y tenerlo en millones de formas distintas:

• en un cuadro
• colgado en la puerta de su habitación
• sobre el mueble de su cuarto
• una lámpara con su inicial
• creado con letras de sus juguetes…
• y así hasta no parar nunca.

Desde Kraft&Soul intento darte solución a todas ellas, pero estoy abierta a cualquier idea que se te ocurra, por disparatada que parezca (de hecho, cuanto más reto supone, mejor me lo paso, la verdad). Eso sí, en cartón, personalizada, sostenible y muy molona.